La grafología, o estudio de la letra, es la disciplina que ejercen Mónica de Guzmán y Luis Fernández de Laria, especializados en el peritaje caligráfico. Se emplea para probar autorías de documentos, falsedad de firmas y para confeccionar análisis de personalidad.
La grafología, una disciplina a caballo entre la psicología y la criminología se aplica en dos vertientes: peritaciones caligráficas, empleadas en investigación policial y judicial y grafoanálisis, o perfiles de identidad.
En Logroño existen dos gabinetes especializados en este área regentados por Mónica de Guzmán y Luis Fernández Laria. De Guzmán cursó sus estudios en la Universidad de San Pablo, Barcelona. La vizcaína lleva en el mundo del peritaje caligráfico 12 años y ha descifrado la identidad de actores y famosos, a través de sus rúbricas en programas de radio de cobertura nacional.
Por su parte, Fernández de Laria cursó sus estudios en la Complutense de Madrid y ha publicado varios artículos en la revista ‘Gamma’ de tirada nacional.
La ciencia del análisis de la escritura puede ser fundamental a la hora de probar un delito o bien, revelar a un jurado la verdadera identidad de un presunto culpable.
En el análisis se aplican 200 variables reconocidas en los tratados de grafología. “La huella dactilar y la rúbrica nos distinguen como ciudadanos sociales, pero es nuestra caligrafía la que revela nuestra personalidad y nos sirve de presentación de cara al mundo exterior. Conocer el código manuscrito es conocerse a uno mismo” explica la perita calígrafa Gloria de Guzmán.
En la actualidad, la aplicación de los informes grafológicos abarca un amplio abanico de disciplinas entre ellas: Selección de personal, Educación, Justicia, Medicina y Auto-conocimiento personal. En el campo de las Relaciones laborales, puede revelar si el perfil del postulante al puesto vacante encaja o no con el trabajo que éste desempeñará en la empresa, y hasta averiguar si un empleado desvía fondos de la entidad.
Dentro del ámbito de la formación y conocimiento, el análisis caligráfico connota los conflictos interiores, carácter, orientación vocacional y profesional tanto de niños, como de adolescentes o adultos además de convertirse «en la mejor terapia para superar problemas de alcoholismo, ludopatías con una práctica de reeducación en los hábitos de la escritura» aclara Luis Fernández de Laria.
Para la medicina auxiliar el análisis caligráfico permite la detección precoz de enfermedades degenerativas, trastornos emocionales y realizar perfiles de identidad de los sujetos analizados con el 100% de fiabilidad. Ello nos hace estar sujetos al secreto de confidencialidad” aclara Mónica de Guzmán.
En la tercera de sus aplicaciones, los Juzgados, el peritaje caligráfico permite determinar la falsedad de rúbricas en obras de arte, cheques bancarios, testamentos ológrafos, tarjetas de crédito o contratos de compraventa entre otras muchas documentos donde la dubitabilidad de un escrito puede impugnarse.
Luis Fernández de Laria resuelve una media de 20 a 30 casos anuales relacionados con documentos. «Cada investigación me lleva una media de entre 30 a 40 horas de trabajo que en ocasiones puede prolongarse durante semanas», indica.
Las herramientas de trabajo difieren del caso y situación concreta, telescopios y lupas binoculares de 10 a 80 aumentos para el cotejo de escrituras, luz ultravioleta, para probar la existencia de texto sobre impreso en un documento original, y luz blanca, para revelar la inclinación de una rública de dudosa autoría, son entre otros, los elementos de investigacion.
«Los informes evitan en la mayor parte de las ocasiones ir a juicio. La vista preliminar basta para que tras los informes las partes lleguen a un acuerdo tras el cotejo de las pruebas manuscritas» apunta De Guzmán. Sólo en los contratos de compraventa las partes que han impugnado la escritura deciden recurrir a la audiencia provincial para resolver el conflicto de intereses.
“Cada caligrafía es única; los rasgos, espacios, márgenes, inclinaciones ,orientación y presión ejercida sobre el papel para conformar las vocales y las consonantes son trazadas con movimientos manuales, pero regidas por estímulos cerebrales – hemisferio derecho para los zurdos y hemisferio izquierdo para los diestros–. Ello hace del análisis caligráfico el mejor polígrafo a la hora de decidir la culpabilidad o la inocencia de un sujeto” apunta Fernández de Laria. «Incluso en caso de amputación de las extremidades superiores los sujetos, una vez aprenden a escribir con la boca o los pies, presentan en su caligrafía rasgos idénticos a los suscritos en su caligrafía manuscrita» explica el perito calígrafo Fernández de Laria.
PSICOLOGÍA
El grafo análisis aplicado a la psicología requiere al menos quince líneas manuscritas a las que debe adjuntarse la rúbrica de la persona analizada manifestados ambos requisitos de forma espontánea y sobre una hoja de papel en blanco. “Para garantizar la fiabilidad de la prueba caligráfica deben adjuntarse también, una serie de escritos confeccionados por el presunto culpable con anterioridad para dar consistencia al material cotejado” aclara Fernández de Laria.
La escritura es inherente al sexo y evoluciona de forma paralela al ciclo de la vida de una persona. Las doscientas variables contempladas por los tratados grafológicos en el siglo XVII han logrado ganar la batalla a las nuevas tecnologías a la hora de probar la falsificación de un documento.
“La primera norma de la grafología contempla que dos firmas idénticas son sinónimo de plagio, y la existencia de puntos o trazos discontinuos en el contorno de una rúbrica son sinónimo del paso del trazo por un ordenador, y posterior sobreimpresión del mismo, para simular un escrito mimético al original” asegura Mónica de Guzmán.