¿Qué estará haciendo mi hijo?

El 30% del volumen de trabajo de los detectives privados riojanos se debe a labores de vigilancia a adolescentes encargadas por padres preocupados

Botellón

Los padres no duermen tranquilos. El nerviosismo, la intranquilidad constante y la preocupación por la conducta de sus hijos les desgasta su salud y, últimamente, también su bolsillo. Identificar sus hábitos nocturnos, descubrir sus malas compañías, confirmar la asistencia al colegio, averiguar el porqué de su repentino descenso en el rendimiento académico o cerciorarse de que no consumen drogas son los principales quebraderos de cabeza que impulsan a los padres a ponerse en contacto con agencias de detectives privados para obtener informes detallados sobre el comportamiento de sus vástagos.

La vigilancia a jóvenes por parte de los profesionales es frenética durante todo el año. Sin embargo, en el verano es cuando más peticiones reciben. «Cuando más casos abiertos tenemos es en verano, porque al estar los chicos de vacaciones cuentan con más libertad y tiempo. Los padres desean saber los movimientos de sus hijos y verificar, por ejemplo, si un chico que dice que va a dormir a casa de un amigo no aprovecha para asistir a fiestas de algún pueblo«, señalan desde la agencia de detectives logroñesa Aipasa.

La vigilancia del cumplimiento de bajas laborales y las infidelidades conforman el grueso del trabajo de las agencias de detectives privados. Sin embargo, el seguimiento a menores está progresivamente ocupando un lugar nada desdeñable en las agendas de los detectives. «Aproximadamente el seguimiento a jóvenes nos ocupa entre el 25 y el 30% de la carga de trabajo» indican desde la agencia Aipasa.

La media de casos que atañen a jóvenes oscila entre «los 30 o 40» anualmente, señalan desde Detectives Aipasa.

Difícil seguimiento

El seguimiento de un joven no es empresa fácil. «Normalmente necesitamos dos o tres personas para hacer una vigilancia exhaustiva, porque los chicos suelen moverse en motocicletas o coches, y si no tienen, suelen venir a recogerles otros chicos, lo que nos obliga a hacer un gran despliegue para no perderle la pista«, señalan desde Aipasa.

«Las familias acuden a nosotros porque cada vez ven que hay más problemas sociales y por la publicidad que se les hace, y están temerosos de lo que les pueda pasar a sus hijos», comenta un responsable de Aipasa.

Los padres no sólo solicitan los servicios de las agencias de detectives privados para que desempeñen actividades de vigilancia o seguimiento. «Una vez que se ha averiguado el problema se realiza un informe detallado que se entrega a los padres y a veces nos piden un servicio de asesoramiento para tratar de reconducir la conducta de su hijo. A menudo, los padres nos pregunta qué es lo que deben hacer con sus hijos», comentan desde Aipasa. Aunque, lógicamente, esa ya no es la labor de los detectives privados.